La cebolla es una de las hortalizas más usadas en nuestras cocinas, y es de la misma familia que la cebolleta, el cebollino y el puerro.

Tiene propiedades antioxidantes, bactericidas y antimicrobianas, otorgadas gracias a sus compuestos flavonoides, así como acción diurética y expectorante.

Son ricas en agua, exactamente su contenido es 90% agua; y su aporte calórico es escaso, una cebolla grande (200 g) aportan 63 Kcal. Es también rica en minerales como fósforo, azufre, potasio, magnesio, hierro y fibra. De entre las vitaminas destacamos las de grupo B y las vitaminas C y E.

Según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria en la cebolla hay fitonutrientes, como la quercetina, que son potencialmente beneficiosos para prevenir las afecciones cardiacas y la evolución celular cancerosa; y compuestos de azufre, como la saponina alicina que previenen las infecciones, el aumento del colesterol y la aparición de tumores.

La receta que os dejo esta vez se dice que tiene su origen en Francia pero la verdad que es una sopa muy común en diversos países de europa. Es una sopa económica y fácil de hacer, y ahora en invierno es una buena opción para tomar algo calentito.

Ingredientes para  4 personas:

4 cebollas blancas grandes
25cl de vino blanco
1 litro de agua
Una cucharada de aceite de oliva virgen
Una cucharada de harina integral (la receta original es con harina blanca, pero ya sabemos que no es aconsejable, y de este modo enriquecemos más la sopa), también puedes usar patatas para espesar.

Cortar la cebolla en juliana y sofreirla con aceite de oliva virgen. Añadir harina, remover. Añadir vino blanco y agua y seguir moviendo. Salpimentar. Dejar reposar 30 minutos a fuego bajo y listo para consumir.

Acompaña la sopa con biscotes integrales o unas rabanadas de pan integral o de avena, centeno..tostados (NO fritos),  un poco de queso gratinado, huevo duro picado o garbanzos.

¡Que aproveche!

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